¡Empieza con el fin en la mente!


Durante la clase pasada se mencionó una palabra cientos de veces. Una sencilla y muy conocida, que todos hemos utilizado en nuestro diario vivir. Sin embargo, cuando estamos en situaciones donde debemos aplicar su concepto de una manera oportuna muchos parecemos perdernos entre sus caminos y llegando a aplicarlo erróneamente. A este punto estarán preguntándose a que me refiero, bueno pues termino la incertidumbre: OBJETIVOS.

Un objetivo pueden ser ideas, aspiraciones o deseos con visión de futuro. Para lo cual, se crean un plan de acciones que te acerquen a concretarlo como realidad. Dentro de este plan de acción entran las metas, que son los estratos cuantificables con lo cual se puede medir. Cuando estamos pensando en los objetivos de un proyecto, lo común es que sea planteado de forma inversa. Muchos solemos confundir ambas expresiones y es por esto que al final el destino sea distinto al que estamos esperando. Cada objetivo debe estar conformado por las metas, que unidas y logradas podrán integrar al objetivo.  

Por ejemplo, un objetivo dentro de una organización podría ser aumentar el nivel de servicio de una línea X. La meta sería algo cuantificable como, aumentar el nivel de servicio al 90% en un periodo de 2 años. Encadenándolo con lo que nos ocupa, como gestores logísticos debemos tener bien claro cuáles son nuestros objetivos y por ende nuestras metas. Si lo planteamos de forma equivoca podemos concurrir en que los proyectos no vayan nunca por el camino que esperamos. O peor aún, que los resultados nunca lleguen a ser concretados.

Hace unos años me recomendaron un libro que explica un poco mejor porque debemos enfocarnos en nuestros objetivos. Se trata del Best Seller: ¨7 Hábitos de las personas Altamente Efectivas¨, del autor Stephen Covey. Con toda seguridad puedo recomendarle este libro, puesto que puede serviles bastante a nivel personal y profesional. Pero por el momento solo quiero llevarle este extracto del hábito número 2 para que puedan interiorizar un poco lo planteado.

2. Enfocarse en obtener resultados: Hacer las cosas pensando en conseguir los objetivos marcados.

Parece muy obvio que todo el mundo hace las cosas pensando en conseguir sus objetivos, pero en la práctica no siempre es así. Es muy común que en las actividades y proyectos complejos o de larga duración, la gente se pierda en los formalismos y las metas intermedias, olvidando el objetivo final y acabando “a la deriva”.  Para evitar esto, se recomienda planificar las actividades desde el principio, y seguir esta planificación pensando en por qué estás haciendo cada tarea y en qué va a ayudar a conseguir tu objetivo. Esto se puede aplicar tanto a proyectos de trabajo como personales o de otro tipo. También es muy común la gente que fija sus objetivos erróneamente. Por ejemplo, la mayoría de personas tienen claro que el objetivo de la vida es “ser feliz”, pero muchos malinterpretan esto como “tener dinero”. Esto hace que acaben haciendo cosas enfocadas a ganar dinero y no a ser feliz. Nunca está de más mirar hacia atrás y reflexionar acerca de si lo que estás haciendo sirve para algo o no… y en el caso de no ser así, quizá deberías replanteártelo.

Si les interesa el libro y sin ningún valor comercial para mi persona, les dejare este link donde pueden descárgalo de manera digital. Les aseguro que si le dan la oportunidad, verán este y muchos temas desde una perspectiva diferente.

http://www.ntslibrary.com/PDF%20Books/7%20Habitos.pdf

Giselle Lora Pimentel

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