No la llames Endesa, llámala Enel


En el año 2009, tras dos años de acuerdos y pactos, fue cuando Enel, la multinacional eléctrica italiana, finalmente se hacía con el 92,06% de Endesa. Esto supuso un cambio drástico en la dirección de la empresa de distribución eléctrica española y con ello una trasformación en las políticas aplicadas en la misma. A partir de este momento la empresa entra en una crisis provocada por una reducción de las inversiones con el fin de recuperar parte del coste de la compra de esta. Unas de las principales decisiones polémicas tomadas por Enel han sido las de despojar a Endesa de sus filiales más importantes, y segregar las inversiones en energías renovables e integrarlas en Enel Green Power.

Esta crisis no supone el fin del principal distribuidor de electricidad en España puesto que sigue una tendencia creciente en los mercados, pero las políticas austeras han provocado ciertos recortes en los privilegios con los que contaban los trabajadores. Ejemplo de esto es que ahora los empleados de Endesa ya no disfrutarán de los descuentos en las facturas de consumo eléctrico durante su jubilación o que ya se está dejando de aportar vehículos de empresa a sus trabajadores.

En mi periodo de trabajo en la empresa, se apreciaba el descontento general también ocasionado por los cambios en los sistemas informáticos que ahora pasaban a ser engorrosos, poco flexibles y difíciles de manejar para personas de mediana o alta edad, sobre todo si llevaban gran parte de su vida laboral manejando los softwares previos. En general se percibía con incertidumbre el futuro de la compañía y en ocasiones pude oír de primera mano a los trabajadores utilizando términos como las “políticas de saqueo” o “los ladrones de los italianos”. Otro hecho que generó polémica en Endesa ocurrió en abril del año pasado cuando Borja Prado, entre abucheos, dejaba la presidencia de la empresa tras 10 años representando los intereses de los italianos en la misma.

Todos estos hechos dan bastante sobre lo que reflexionar en lo relativo al concepto de triple sostenibilidad, introducido por J. Pedro García. Es evidente que los tres pilares que sustentan una empresa son los económicos, sociales y medioambientales, y no se puede descuidar uno sin que afecte a otro. En este caso los recortes económicos has provocado una repercusión social que seguro que Enel no tenía previsto en un principio.

Actualmente no se tiene claro sobre si este proceso de desinversión se trata de un intento de explotar los últimos años de una empresa que se aproxima al fin de su ciclo de vida o si es parte de la transición natural de empresas dedicadas a energías no renovables por otras más medioambientales.

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