Desde el inicio de la pandemia en la primavera de 2020 el comercio marítimo se ha visto muy impactado. Debido a la reducción de actividad productiva y al bloqueo de muchos países el personal portuario disminuyó así como la cantidad de buques en funcionamiento. Por consiguiente, se produjo una ralentización de la manipulación de la mercancía.
Posteriormente, a finales de año se reanudó parcialmente la actividad económica en muchas regiones del mundo, aumentando los volúmenes de exportación e incrementando la demanda de contenedores. Lo que ocurrió fue que las navieras todavía operaban con menos buques y los puertos contaban con mucho menos personal por lo que se generaron retrasos masivos y escasez de contenedores. (Cuadernos de Logística, 2021)
A corto plazo la escasez de contenedores ha tenido dos efectos: el incremento del coste de los fletes y enormes retrasos en el transporte de contenedores.
Ante esta situación, grandes navieras como Maersk o MSC han decidido poner en marcha una solución intermodal para dar respuesta a la situación en el transporte marítimo. La solución pasa por aumentar la frecuencia de paso en el transporte ferroviario desde Asia hasta Europa haciendo más rápida la conexión entre ambos continentes.
Esta situación abre un debate muy importante sobre la subida del precio de los fletes y escasez de contenedores que deberá ser tratado por expertos mientras los operadores de transporte buscan sus propias soluciones.
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Lucía Romero
Logística de Aprovisionamiento y Distribución 