Tras el primer mes de confinamiento de la población española debido a la alarma sanitaria mundial, los patrones de comportamiento de la demanda se han han sufrido ciertas alteraciones fuera de lo normal. Se ha producido una clara asimetría entre sectores, lo que probablemente perduré también tras esta. Para ratificar esto, solo es necesario observar la variación de precios en productos alimentarios con tan solo un mes de diferencia:
Es cierto que la incertidumbre siempre marca los escenarios en los que se acostumbra a trabajar en la cadena de suministro pero, debido a la alta incertidumbre actual por la situación ya que no existen parámetros de situaciones pasadas, la planificación y el análisis de los posibles e hipotéticos escenarios tras el confinamiento de la demanda se han convertido en un reto y una prioridad a partes iguales para los profesionales de la cadena de suministro.
Es evidente que van a aparecer cambios en el consumo producidos por el coronavirus, incluso después de la etapa de confinamiento, ya no solo por las implicaciones sanitarias, si no por las derivadas económicas y sociales que esto acarrea. Diversos sectores coinciden en que por igual la flexibilidad y la agilidad de las cadenas de suministro se han convertido en la prioridades número uno para adaptarse a un entorno impredecible y cambiante.
La teoría más alabada del comercio futuro es que las tiendas físicas reduzcan cuantitativamente el número de clientes que acuden a ellas, siendo este reemplazado por las ventas on-line. La gente tomará conciencia de las implicaciones sanitarias actuales, y priorizarán la realización de sus compras desde la comodidad y seguridad de sus casas. Es por ello que, grandes grupos de distintos sectores del mercado han decidido estudiar la dotación de versatilidad a sus tiendas físicas, ratificando la posibilidad de transformarlas en puntos de distribución del canal on-line.
Muchas gracias,
Pablo.
Logística de Aprovisionamiento y Distribución 