Ya sé que quiero para mi próximo regalo de cumpleaños… ¡un árbol de naranjas que lleve mi nombre!


¿Has imaginado alguna vez que en tus 50 m2 de apartamento podrías tomar un jugo de naranjas recién exprimido proveniente de tu propio árbol? ¿O comer una tableta de chocolate proveniente directamente de tu árbol de cacao filipino? ¡Pues, yo tampoco!

¿Qué sucede cuando combinamos el uso de herramientas de conexión digital de nuestra era a la búsqueda de soluciones de problemas que acarreamos desde la modernidad? ¡Suceden ideas innovadoras que dan lugar a prácticas innovadoras! Tal es el caso de Crowdfarming.

Crowdfarming es una plataforma virtual colaborativa que se basa en el sistema de adopciones. Un consumidor – llamado crowdfarmer – tiene la posibilidad de adoptar un árbol, una planta o un animal a efectos de disfrutar de un producto determinado, directamente con el productor – llamado farmer-, sin necesidad de intermediarios. De esta forma el farmer, al disponer de datos exactos de la demanda, puede ajustar la producción evitando el desperdicio de alimentos por la sobreproducción y el uso excesivo de recursos, por ejemplo, el agua.

Este tipo de propuesta intenta paliar la paradójica relación de oferta y demamanda, incidiendo en la regulación del mercado de manera menos tercerizada, y más directa y conciente. Iniciativas como Naranjas del Carmen comenzanron proponiendo el concepto de “adopción” del cultivo. Así, cada consumidor paga una cuota por el cuidado, recolección y envío de la fruta a su domicilio, de forma que todos los gastos que conlleva el cultivo de un árbol quedan cubiertos por el consumidor interesado. Actualmente 100 agricultores de varios países de Europa venden su cosecha directamente al consumidor a través de esta plataforma y cuenta con un total de 62.000 adopciones.  

El proceso es sencillo. El primer paso como crowdfarmer es adoptar un árbol, un huerto o un animal. El árbol llevará tu nombre y te reservarán todos sus frutos. Luego, transcurrido el tiempo de cosecha, recibes los alimentos frescos, directamente en tu casa, habiendo sido cultivados por los farmers que tú has elegido previamente al comenzar el proceso. El crowdfarmer puede conocer de primera mano todas las etapas de producción, contando con la posibilidad de realizar visitas a la granja seleccionada. Los alimentos están disponibles según la temporada y no hay obligación alguna de permanencia.  También tienes la posibilidad de realizar compras sin necesidad de adopción de un árbol, huerto o animal, en forma directa.

En cuanto a precios, el farmer puede recuperar el control de los mismos, revirtiendo la situación actual de control de los mismos por parte de grandes intermediarios. Situación que, en exceso de oferta obliga a los productores, a vender por debajo del precio de producción. Precios sostenibles permiten a los propietarios ofrecer condiciones de trabajo más dignas y mayor estabilidad, lo que suponen un impacto económico positivo y de efecto multiplicador que puede ayudar también a mitigar el gran problema de despoblación y desempleo que sufren muchas zonas.

En cuanto al impacto medioambiental, Crowdfarming trabaja con productores sostenibles, es decir, usan cajas de cartón, optimizan el uso del agua en sus cultivos y no utilizan pesticidas, entre otras cosas. Son personas conscientes de los cambios necesarios para tener un impacto positivo en la sociedad.

A nivel logístico Crowdfarming facilita el proceso, siendo el enlace entre el productor y la última milla del transporte agropecuario. Brinda un sistema a través del cual el consumidor, recibe su pedido en la cantidad que le sea necesaria. Este ha sido sin duda uno de los mayores retos de esta startup, el disponer de un sistema de transporte más optimizado.

El Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ha advertido de que la incidencia de la  COVID-19 podría casi duplicar el número de personas que padecen hambre aguda. Mientras tanto, anualmente se desperdician unos 1.700 millones de toneladas de comida. En este contexto es que nace Crowdfarming, el cual tiene un gran un impacto económico en zonas donde existen productores que optan por este sistema.

En general, los que vivimos en la ciudad desconocemos el origen de nuestra comida, no sabemos el proceso que esta tiene, ni sus tiempos, o las consecuencias de efectos externos. Crowdfarming, crea la oportunidad al consumidor de formar parte del ciclo productivo de los alimentos, comprando una experiencia con la naturaleza y creando conciencia con el medioambiente. En tiempos donde la inmediatez es el factor diferencial, poner en marcha un servicio que ofrece productos que dependen íntegramente de la naturaleza es un gran reto, cuya solución pasa por la concientización de los consumidores sobre los beneficios de esa espera.

¿Qué os parece esta idea? Los invito a visitar la web y ver la variedad de productos que pueden adoptar.

¡Hasta la próxima!

Magdalena Cabrera

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