El otro día en clase estuvimos hablando sobre la cantidad de embalajes (cajas, plásticos, envoltorios, plásticos de protección…) que se utilizan tanto para transportar como para proteger los productos.
No hay más que comprobar la cantidad de “basura” (plásticos y cartones sobre todo) que se genera al ordenar la compra en casa. Hay que sacar la carne de las bandejas de plástico para congelarla, sacar la bolsa de cereales de la caja de cartón para que estos ocupen menos espacio, sacar la fruta de las bolsas de plástico en las que se introduce para pesarla, quitar los cartones que envuelven a los yogures…, y así se podría seguir con cada uno de los productos.
Como todos sabemos, estos residuos generan un gran impacto medioambiental, y por ende afectan a nuestras vidas. Una forma de compartir este problema es la Responsabilidad Social Corporativa (RSC).
“La Responsabilidad Social Corporativa (RSC) es una forma de dirigir las empresas basado en la gestión de los impactos que su actividad genera sobre sus clientes, empleados, accionistas, comunidades locales, medioambiente y sobre la sociedad en general.”
Tal y como se indica, el concepto de RSC es muy amplio y es aplicable en diversos ámbitos como los derechos humanos, las buenas prácticas de trabajo y empleo, la protección de la salud, cuestiones medioambientales…
Cabe destacar que la RSC es totalmente voluntaria, es decir, las propias empresas deciden si van a actuar de manera “correcta”.
En los siguientes enlaces se mencionan diversas empresas que han adoptado la RSC y alguna de las acciones que han tomado para aplicarla:
Logística de Aprovisionamiento y Distribución 