Con los fenómenos asociados a la globalización y su desarrollo de las tecnologías de la información los canales de distribución también han iniciado un proceso evolutivo hacia las nuevas exigencias de los consumidores. La popularización de las compras online trae consigo nuevos modelos que conectan directamente a los compradores con los fabricantes sin pasar por minoristas (D2C, Direct to consumer). Este tipo de modelos también se ven favorecido por las dificultades en el sector de la logística que ha traído consigo la crisis del coronavirus.
La cadena de suministro digitalizada comprende un conjunto de procesos interconectados que giran en torno al cliente. El proceso de digitalización se sustenta en torno a 4 pilares:
- Industria 4.0: El aprovechamiento de big data o el uso de vehículos autónomos son dos ejemplos de la inclusión de tecnología en el sector logístico
- Digitalización en los procesos administrativo: Consiste en automatizar las tareas manuales para poder enfocarse en aquellas que mayor valor aportan al cliente. Dos ejemplos son: “robotic process automation” o “transport management system”
- Visibilidad en tiempo real: se trata de una exigencia por parte del cliente que supone saber en todo momento dónde se encuentra su pedido y el tiempo que le queda hasta recibirlo. En lo que respecta a esto el desarrollo de softwares de trazabilidad cobran protagonismo.
- Sistemas de planificación digitales: Se trata de herramientas que permiten modificar las cadenas de suministro flexibles para adaptarlas a una demanda volátil y a las cambiantes exigencias de los mercados. Encontramos ejemplos en los softwares de predicción inteligente de ventas
De cara a la implementación de iniciativas digitales en las cadenas de suministro es recomendable recurrir a la metodología “Designthinking” para evitar fracasar en el proceso. Esta forma de proceder proviene de la familia de las metodologías “agile” y cobró importancia con el auge del desarrollo de apps, donde ser rápidos y aportar valor en un corto periodo de tiempo es fundamental. En su base esta metodología se fundamenta en la subdivisión de un gran proyecto en otros de menor dimensión y fácil implementación en el caso de que demuestren aportar valor a la cadena de suministro.
Como conclusión, las cadenas de suministro que sepan adaptarse a las nuevas necesidades de los clientes y aprovechar las oportunidades que traen consigo el desarrollo tecnológico de las últimas décadas acabarán siendo más competitivas y sus perspectivas de éxito serán mucho mayores.